19 de septiembre, 2017

Trump abrió un canal de diálogo con líderes regionales para resolver la crisis de Venezuela

Trump entendió la perspectiva de los mandatarios latinoamericanos y propuso encontrar una vía de negociación que incluya a todo el continente

El presidente de los Estados Unidos fijó su posición en una crisis regional que se profundiza y no tiene contención institucional. Trump había anticipado su preferencia por la vía militar y ahora se presenta con una idea que podría hacer crujir el sistema de relaciones multilaterales en América Latina.

 

«La dictadura socialista de Nicolás Maduro ha infligido una terrible miseria y sufrimiento a la gente buena de ese país. (…) Este régimen corrupto destruyó una nación próspera al imponer una ideología fallida que ha producido pobreza y desesperación. (…) El pueblo venezolano está muriendo de hambre y su país está colapsando», enfatizó Trump frente a los presidentes Juan Manuel Santos (Colombia), Juan Carlos Varela (Panamá), Temer (Brasil) y la vicepresidente argentina Michetti.

 

Varela y Temer reconocieron la situación en Venezuela e insistieron en diseñar una hoja de ruta hacia una salida ordenada de Maduro. Después llegó el turno de Santos, que como presidente de Colombia observa la crisis venezolana en tiempo real. Su discurso enmarcó la cena de estado, porque colocó al diálogo y la negociación como único método para terminar con los días de Maduro en el poder. «Todo lleva su tiempo, pero hay que encontrar una salida pacífica al asunto», explicó Santos a Trump y a los miembros del gabinete republicano que estaban a su lado.

 

El presidente de los Estados Unidos entendió la perspectiva de Santos y propuso encontrar una vía de negociación que incluya a todo el continente. Trump reveló que pretendía sumar los esfuerzos diplomáticos de Canadá y Perú, y no descartó la influencia de China para enmarcar un eventual transición política en Venezuela.

 

Frente a las explicaciones de Trump, Santos recordó que Francisco también puede colaborar en la negociación, pese al fracaso de su primer movimiento diplomático ante un esquema oficialismo-oposición que sólo juega a la destrucción del otro.

 

La vicepresidente Michetti propuso, entonces, que debería convocarse a la OEA para que utilice su peso institucional en la región. Michetti conoce de relaciones internacionales y sabe que el eje Bolivia-Ecuador-Cuba siempre pretendió usar a la CELAC como espacio multilateral en reemplazo de la OEA. Esta movida diplomática tiene su lógica interna: en la CELAC no juega Estados Unidos, y todas sus decisiones tienen un fuerte tufillo a populismo.

 

Trump aceptó la mirada de Michetti y comprendió que los líderes regionales que invitó a cenar juegan juntos en una agenda basada en la salida pacífica de la crisis de Venezuela. Al presidente republicano no le quedó otra alternativa –por ahora- que avalar los procedimientos explicitados por Temer, Varela, Santos y Michetti. Trump abrió un canal de diálogo y obviamente la responsabilidad es compartida entre la Casa Blanca y el Grupo Lima, que reúne a 12 estados de América Latina que se juramentaron resolver pacíficamente la crisis de Venezuela.