El presidente del Banco Central (BCRA), Federico Sturzenegger, volvió a ser tajante. A su juicio, «no están dadas, para nada, las condiciones para relajar la política monetaria en los próximos meses».
Lo viene diciendo en sus últimas apariciones públicas y repitió ayer, al inaugurar las Jornadas Monetarias y Bancarias que organiza la entidad y, no casualmente, fueron convocadas bajo el lema «Desinflación y estabilidad financiera«.
La reafirmación, en vísperas de una nueva reunión del comité de política monetaria del organismo, fue interpretada como un anticipo de que la tasa de política monetaria (el promedio que cobra por tomar pases), que desde hace 23 semanas se mantiene en el 26,25% anual, se mantendrá hoy sin cambios, por lo que seguirá congelada en ese nivel.
Ese rendimiento es incluso algo inferior al que validó el pasado martes en la última licitación mensual de Lebac (cuando mantuvo la tasa en 26,5% para el corto plazo y la elevó hasta 27,35% para los más largos) o del interés del 27 al 27,25% que validó ayer en operaciones del mercado secundario con esos mismos instrumentos emitidos a más de 150 días, tras algunas jornadas de haber intentado recortarlos.
Sturzenegger incluso reconoció ayer que la política monetaria está en el «momento de mayor dureza» desde que ejerce el cargo y sostuvo que el objetivo es recortar la inflación a un promedio de 1% mensual durante los últimos meses del año y los primeros del próximo, para generar las condiciones de que se cumpla la meta que se planteó (del 8 al 12% anual) tras no haber podido observar la planteada para este año. Además volvió a adjudicar ese fracaso al «proceso de excesivo relajamiento de la política monetaria» que el BCRA permitió «desde fines del año pasado y hasta febrero», al que juzgó responsable del rebrote inflacionario que la economía vivió meses después y aún hoy combate.