20 de enero, 2018

El Papa Francisco condenó la «violencia organizada» en Trujillo

El Sumo Pontífice repudió también la "inseguridad" y el "sicariato" durante una misa multitudinaria en una de las ciudades más peligrosas de Perú.

El papa Francisco condenó la «inseguridad», la «violencia organizada» y el «sicariato» en una misa multitudinaria en una playa de Trujillo, la mayor ciudad del norte de Perú, sometida al flagelo de bandas criminales.

 

 

Ante decenas de miles de fieles en la playa Huanchaco, en la periferia de Trujillo, el papa recordó las inundaciones causadas hace casi un año por el fenómeno de El Niño costero, que en esta ciudad dejaron más de 130 muertos y casi 300.000 damnificados.

 

 

«A ustedes les tocó enfrentar el duro golpe del ‘Niño costero’, cuyas consecuencias dolorosas todavía están presentes en tantas familias, especialmente aquellas que todavía no pudieron reconstruir sus hogares», destacó el pontífice.

 

 

Pero enseguida advirtió que hay otras «tormentas» que también causan efectos «devastadores», entre las que mencionó la acción del crimen organizado, en un país donde la inseguridad es una de las mayores preocupaciones de la población, según los sondeos.

 

«Otras tormentas pueden estar azotando estas costas y, en la vida de los hijos de estas tierras, tienen efectos devastadores. Tormentas que también nos cuestionan como comunidad y ponen en juego el valor de nuestro espíritu», dijo el papa en su homilía, ante el altar levantado en una playa atestada de peregrinos llegados de todo el norte de Perú.

 

 

«Se llaman violencia organizada como el ‘sicariato’ y la inseguridad que esto genera; la falta de oportunidades educativas y laborales, especialmente en los más jóvenes, que les impide construir un futuro con dignidad», añadió el pontífice en el penúltimo día de su gira a Perú.

 

 

Debido a la inseguridad, 6.000 policías custodiaban Trujillo, conocida como la ciudad de la eterna primavera, durante la visita del Papa, frente a los 8.000 desplegados en Lima, que tiene 10 veces más población.

 

 

Durante la misa, un buque de la guardia costera patrullaba frente a la playa de Huanchaco, donde los «caballitos de totora», embarcaciones tradicionales de pescadores, han desafiado las olas desde mucho antes de la llegada de los españoles a América.