Con una nutrida agenda de actividades en Washington, con visitas programadas a la Casa Blanca, el Fondo Monetario, el Tesoro y el Departamento de Estado, Javier Milei insistirá en el segundo día de visita a Estados Unidos en su misión de cosechar apoyos de la administración de Joe Biden para la ejecución de su plan de ortodoxia fiscal, mientras en Buenos Aires se preparaban para hoy una ronda de reuniones que, en el plano doméstico, tienen impacto directo en la integración política y en la hoja de ruta del nuevo gobierno.
Milei partió el domingo a la noche a Nueva Jersey en un vuelo privado con sus principales consejeros, y dejó en Buenos Aires a Guillermo Francos, su delegado político y futuro ministro del Interior, para que monitoreara parte de las negociaciones con el PRO y con el peronismo no kirchnerista antes de definir en manos de qué espacio queda la presidencia de la Cámara baja, un lugar sensible por el paquete de reformas que el presidente electo tiene previsto enviar al Congreso apenas desembarque en la Casa Rosada.
Hasta anoche, las negociaciones internas no habían sido saldadas, y en torno a Mauricio Macri -regresaba de un viaje por los Emiratos Árabes en estas horas- el malhumor era cada vez más notorio. Juran que está en llamas. Es que, según trascendió, parte del acuerdo electoral que Milei, Macri y Patricia Bullrich sellaron en la casa de Acassuso del ex presidente 48 horas después de las elecciones de octubre, en la previa del balotaje, incluía una suerte de pacto de gobernabilidad que, para el fundador del PRO, contemplaba para su espacio la presidencia de la Cámara de Diputados.
“Mauricio siempre planteó puertas adentro que la clave de la gobernabilidad estaba en el Parlamento”, aseguró este lunes un dirigente que está al tanto de los pormenores de las negociaciones entre el PRO y La Libertad Avanza. Ese lugar, confiaron, había sido reservado para Cristian Ritondo. A cambio, ese sector de la oposición se comprometía a brindar logística para la fiscalización, y presencia en los medios de comunicación. “Francos no lo llamaba a Florencio para fiscalizar, lo llamaba a Cristian”, mascullaban anoche furiosos en el seno macrista contra el delegado político del presidente electo.
Florencio es Randazzo, el otro dirigente con el que Francos empezó a negociar la semana pasada para ocupar, en desmedro del PRO, el sillón que Cecilia Moreau deja vacante en los próximos días, y explorar de esa manera una alianza con el peronismo del interior que el ex ministro de Transporte del kirchnerismo promete representar si se queda con la titularidad de Diputados.
En ese contexto, el encuentro que este mediodía mantendrán los gobernadores y legisladores electos y vigentes de Juntos por el Cambio en el Club Hípico alemán tendrá, puertas adentro, un condimento extra por la decisión de los halcones del PRO de pugnar por ese lugar. “Si eso se termina confirmando, quiere decir entonces que seremos cogobierno con LLA”, planteó este lunes a este medio un diputado que se referencia entre los moderados.
Es lo que, contrario -con excepciones como en la Alianza- a la tradición histórica, ventiló Randazzo en privado en la última semana: la posibilidad de presidir la Cámara baja con cierta autonomía de la Casa Rosada. Fue, según las versiones, lo que conversó con Francos, que se inclinaría, si fuera por él, por esa opción. En la rosca legislativa -habrá, tras el recambio, 105 legisladores de Unión por la Patria, 93 de JxC y 35 de LLA, además de los cordobeses y los bloques más chicos-, el ex ministro debería mostrar una muñeca política envidiable. Para colmo, el kirchnerismo ya dejó trascender su aversión a la figura del “Flaco”.
En paralelo, la chance de una figura libertaria, como Martín Menem, todavía estaba arriba de la mesa de conversaciones.
Fuentes de la oposición dicen que Ritondo chateó en los últimos días con Milei -trabaron una relación fluida-, pero que el presidente electo no brindó ninguna certeza. Se espera en ese sentido una conversación mucho más profunda entre el jefe de LLA y Macri cuando el economista vuelva del viaje por Washington después de su gira de este martes.
Esa y otras definiciones serán motivo de análisis y conjeturas en la reunión que los gobernadores del PJ tendrán este mediodía a metros de la Casa Rosada, presuntamente en oficinas del Banco Provincia, el lugar que escogió Axel Kicillof para entrevistarse el viernes con Francos, en la primera aproximación entre la administración bonaerense y el futuro gobierno.
Los gobernadores están muy preocupados. El tenor del ajuste y la parálisis de la obra pública que Milei prometió en estos días pronostican un verano complejo. Pero la incertidumbre también alcanza a los jefes provinciales de Juntos por el Cambio: desde la oficina de un gobernador electo resumieron a Infobae que en enero tal vez “no alcance para pagar los sueldos”. “Dependerá de la recaudación”, explicaron.
La indefinición en torno a Diputados –¿Francos le ofreció primero ese lugar a Emilio Monzó?– desnudó el caos interno en LLA por la identidad que Milei pretende darle a su gobierno y el desorden alrededor de la conformación del Gabinete, que arrastra cortocircuitos en las negociaciones con el PRO. El presidente electo se fue a Estados Unidos -retrasó 48 horas el viaje por esos chispazos- con su hermana Karina, Nicolás Posse -futuro jefe de Gabinete- y el estratega Santiago Caputo: los tres son el corazón del proyecto, su mesa chica.
E incluyó, además del embajador Mark Stanley y el empresario Gerardo Werthein -de no mediar imprevistos, será designado al frente de la embajada en Estados Unidos- a Luis “Toto” Caputo, al que todavía no pudo oficializar como su ministro de Economía, a pesar de que se encamina a ocupar ese lugar.
La integración del gabinete económico es un hervidero. Pero no es el único rubro atravesado por marchas y contramarchas, candidatos que abandonan el barco y operaciones cruzadas. Los casos más resonantes fueron los de Emilio Ocampo, Damián Reidel, Carolina Píparo y Eduardo Filgueria Lima, que se encaminaba a ocupar la secretaría de Salud bajo la supervisión de Sandra Pettovello, futura ministra de Capital Humano.
Milei no quiere ser colonizado por el PRO. Al menos por ahora. Desde el seno de LLA resaltaron, de hecho, que la incorporación de Caputo es una aventura personal apalancada por Posse y por el otro Caputo, Santiago, y que no fue auspiciado, al menos no directamente, por Macri.
El desembarco de Bullrich como potencial ministra de Seguridad -aún no fue confirmado oficialmente por la flamante Oficina del Presidente Electo- tampoco implica un acuerdo macro con el PRO. La ex candidata presidencial de JxC no está muy segura de la hoja de ruta a seguir. Las negociaciones con Milei le abrieron, de nuevo, un eje de disputa con Macri: cerró su posible incorporación antes de que se avanzara con Ritondo en Diputados. No hubo coordinación. Fue una jugada que enfureció al ex presidente.
Las tratativas se suceden a contrarreloj. Bullrich tiene previsto encabezar esta noche un encuentro con los “responsables de provincias” de esa coalición en un hotel céntrico, a unas cuadras del Obelisco, para analizar la situación.
Hasta ahora, nadie en el PRO se hace cargo de los lugares conquistados. Hay infinidad de pedidos y de consultas, cientos de casilleros para llenar y poquísimas certezas. En el área de comunicación, por ejemplo, hay dos consultoras que estudian qué hacer a partir del 10 de diciembre con el relacionamiento con los medios.
En las próximas horas, Macri planea un raid mediático pero para tratar de reforzar el binomio junto a Andrés Ibarra de cara a las elecciones de domingo en Boca Juniors: el ex presidente está obsesionado con derrotar a Juan Román Riquelme. Macri cree que una derrota de Riquelme es también un triunfo sobre Sergio Massa, amigo personal del ídolo xeneize. El jueves cerrará la campaña junto a Ibarra en un teatro, una puesta en escena que planea Mario Pergolini.
En el universo macrista de Boca aseguran que la diferencia con el oficialismo se achicó según las encuestas. Y que todavía hay un porcentaje considerable de indecisos. Macri está tan o más pendiente de esa elección como del futuro gobierno libertario.