Canadá es desde este miércoles el segundo país del mundo, después de Uruguay, y el primero industrializado (miembro del G-7 y también del G-20) donde es legal el consumo recreativo de marihuana.
Sin embargo, todo indica que, al menos por ahora, la gran mayoría de canadienses debe seguir fumando marihuana conseguida de forma ilegal, ya que la cantidad de tiendas legales no alcanza a cubrir la masiva demanda que se ha generado en el país.
Muchos gobiernos provinciales, por el momento, sólo han dado luz verde a una limitada cantidad de tiendas. Ello, sumado a la escasez de cannabis suministrada a estas tiendas –pese a que llevan semanas trabajando en su producción–, provoca que sea altamente probable que muchos canadienses sigan fumando hoy marihuana del mercado negro.
A pesar de la escasez de tiendas en las ciudades más grandes de Canadá, como Toronto o Montreal, los consumidores que no quieran esperar pueden comprar marihuana legal a través de Internet en otras provincias o a minoristas autorizados, aunque su entrega se demora unos días.
“Quería ser la primera persona en Canadá que compraba el primer gramo legal de cannabis recreativo”, explicaba el miércoles Ian Power, vecino de Saint John (Nuevo Brunswick), quien de hecho se convirtió en uno de los muchos canadienses que ese día salieron bien temprano a las calles para dirigirse hacia los aún pocos locales que venden marihuana.
“Hoy habrá muchas celebraciones…y casi todas serán con cannabis ilegal”, resumía el miércoles el experto en cannabis de la Universidad de Ryerson de Toronto, Brad Poulos. “Es probable que los consumidores de cannabis recreativos en Canadá continúen con sus habituales fuentes de suministro hasta que el sistema legalizado se haya puesto al día”.
El gobierno ha sugerido un precio de venta de unos 10 dólares canadienses (alrededor de 7,6 dólares estadounidenses) por gramo de marihuana para que el costo sea competitivo con el del mercado negro.
Este precio incluye dos impuestos: uno de 1 dólar canadiense por gramo, o del 1% del precio de venta final, dependiendo de cuál sea el más elevado; y el impuesto provincial de venta de cualquier producto que varía entre el 13 y el 15%.
Los hogares canadienses consumieron aproximadamente 5500 millones de dólares canadienses (unos 4200 millones de dólares estadounidenses) de cannabis en 2017, o 773 toneladas, según la agencia federal de estadísticas, que estima el valor de producción de la planta en 5100 millones de dólares canadienses (3900 millones de dólares estadounidenses). Las provincias de Columbia Británica y Quebec aportan la mayor parte de esa cifra.
Fuente: La Vanguardia