La intención de la AFA y de los sponsors es que Messi vuelva a vestir la celeste y blanca frente a México, el 17 de noviembre, en el primero de los dos amistosos frente al Tri (el segundo será el 20).
No caben dudas de que Messi quiere revancha con la Selección. Su entorno lo sabe desde minutos después del golpe sufrido en el 3-4 ante Francia, en los octavos de final de la última Copa del Mundo. Necesitaba descontaminarse de la presión que lo rodea en Argentina, digerir el sueño desvanecido. «Messi quiere y va a ir a la selección argentina», confirmó el 2 de octubre Ernesto Valverde, entrenador de Barcelona.
Entre sus «condiciones» está que las selecciones recuperen una estructura general, y que las internas políticas no se filtren en la intimidad del vestuario. Mientras, la Pulga observó atentamente la novela sobre el nuevo entrenador, que todavía tiene final abierto, con Lionel Scaloni como interino, aunque con chances de continuidad (el partido contra Brasil puede ser bisagra).
Adidas, la marca que viste a los seleccionados de Argentina y de México, tiene injerencia en la organización de los amistosos de noviembre. A su vez, dichas pruebas representarán el regreso de la Albiceleste a territorio argentino: la última vez que jugó en el país fue ante Haití, en mayo pasado, en el último encuentro del equipo antes del Mundial. Messi, con la cinta de capitán, dijo presente en aquella oportunidad.
Aún no hay sede confirmada para ninguno de los dos amistosos. Pero en el combo que preparan para convencer a Messi hay posibilidades tentadoras en el anzuelo. El estadio de Boca, que fue cariñoso con él en los duelos ante Peru (por Eliminatorias) y Haití, es una de las opciones. También el Monumental.
