25 de febrero, 2018

La visita del rey Felipe a Barcelona provocó protestas independentistas

La visita del rey Felipe a Barcelona desató nuevamente pasiones contra el jefe de Estado español por parte de dirigentes independentistas, que le auguran varios momentos incómodos durante su paso por la capital catalana.

 

El más duro en su prosa fue el prófugo Puigdemont. En un mensaje desde Bélgica, donde se blinda contra la justicia española, sostuvo que el rey «solo será bienvenido a la República de Cataluña cuando pida perdón».

 

 

De ese modo se refirió al discurso que el joven monarca pronunció en octubre pasado, durante la fallida declaración de independencia de Cataluña, ocasión en que calificó lo ocurrido como un «acto de deslealtad irresponsable».

 

Con la presencia del rey en marcha, la disputa está servida. Desde los partidos «constitucionales» llamaron a defender y respaldar al joven monarca.

 

 

«No vale la pena perder el tiempo» con los mensajes de una persona «fugada» que vive en una «realidad paralela», sostuvo la triunfadora en las elecciones regionales de diciembre pasado, Inés Arrimadas, de Ciudadanos, al descalificar a Puigdemont.

 

 

La alcaldesa de la ciudad, Ada Colau, aseguró que no recibirá al monarca al pie del avión, como exige el protocolo. «Una cosa es respeto a las instituciones. Otra, pleitesía» y no estamos para eso, dijo Ada Colau, aliada de Podemos en el mapa político catalán.

 

 

La misma actitud mantuvo el flamante titular del Parlament ya que el independentista Roger Torrent tampoco recibirá al rey, si bien luego tanto él como Colau compartirán su mesa en una cena.

 

Las calles de la ciudad se poblaron de manifestaciones a favor o en contra de Felipe. Hasta el movimiento «Tabarnia», una sátira que quiere «independizarse de esta Cataluña independentista» llamó a las calles en defensa «de la sensatez» y del rey.

 

 

El borbón viajó a Barcelona para presidir, como es tradición, la apertura del «Mobile World Congress», el foro internacional de tecnología de comunicaciones más importante del mundo. Un pilar de la actividad económica de la ciudad que, según analistas, podría estar en riesgo ante la incierta y tensa situación política.

 

El gobierno de Mariano Rajoy deploró la actitud de líderes independentistas contra el rey y se comprometió a acompañarlo en la visita.

 

 

Estará a su lado la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, que es una figura por demás detestada entre las principales cabezas del independentismo.