La Cámara de Diputados sancionó por unanimidad el proyecto de “ley Justina”, que implica un cambio de paradigma en lo que hace a la donación de órganos en la Argentina, ya que plantea que todas las personas son donantes de órganos, salvo que hubieran expresado su voluntad contraria.
La sanción de la ley por 202 votos a favor, sin abstenciones, fue el final de una sesión emotiva que terminó con todos los diputados aplaudiendo de pie.
El proyecto había sido presentado por el senador Juan Carlos Marino (UCR) y la familia de Justina Lo Cane, la menor de 12 años que falleció en noviembre del año pasado mientras aguardaba un trasplante de corazón.
Como pasó en el Senado, los padres de Justina, Ezequiel y Paola, también sus hermanos y abuelos, siguieron todas las alternativas, presentes en el recinto -junto al senador Marino-, con profunda emoción.
La nueva ley regula las actividades vinculadas a la obtención y utilización de órganos, tejidos y células de origen humano en la Argentina. Por un lado, determina que los establecimientos de salud habilitados para hacer trasplantes cuenten con servicios destinados a la donación, que permitirán detectar, evaluar y tratar al donante.
Por otro, se implementa un régimen de capacitación permanente para los recursos humanos afectados en los procesos de donación y trasplante.
La ley, que modifica la normativa anterior, también establece la donación cruzada en el caso de trasplante de riñón (con donante vivo) y explicita que podrá realizarse la ablación de órganos y/o tejidos, a toda persona capaz mayor de 18 años, que no haya dejado constancia expresa de oposición a que después de su muerte se realice la extracción de los mismos.
En el caso de los menores, se posibilita la obtención de autorización para la ablación por ambos progenitores o por aquel que se encuentre presente.
Los discursos fueron emotivos en el recinto y afloraron incluso situaciones personales dramáticas como la del diputado peronista salteño, Pablo Kosiner.
“A veces en política no es recomendable autorreferenciarse. Pero en este caso es para esclarecer. Los que hemos perdido un hijo solemos hablar en presente, esta ley podría denominarse también ley Juan Pablo, perdí a Juan Pablo en 2011 esperando en el Hospital Italiano un trasplante. Nunca imaginé que las circunstancias de la vida me iban a llevar a esta situación», expresó emocionado Kosiner, cuyo hijo falleció a los 16 años.
En la Argentina, hay unas 10.500 personas que esperan por un trasplante y sólo donan hasta ahora, 13 personas por cada millón de habitantes.