La procuradora Alejandra Gils Carbó afirmó ayer que no renunciará a su cargo y negó cualquier rol irregular en la compra del edificio que investiga la Justicia. Dijo que no cometió errores -mucho menos algún delito- en esa operación o en la designación de fiscales durante los últimos años, y comparó su situación con la que afrontan otros procuradores en América latina, como los de Venezuela y Brasil, por enfrentar a los presidentes de sus países.
«No voy a ceder a las presiones», sostuvo Gils Carbó, que calificó el embate de la Casa Rosada como «la saga de un derrotero que se ve claramente. Desde noviembre de 2015, cuando el entonces candidato [Mauricio] Macri dijo que si él asumía yo tenía que renunciar», planteó durante la entrevista que concedió al programa 50 minutos, que conduce María O’Donnell en el canal LN+. Y el Presidente lo intenta, remarcó, «para poner a un hombre de confianza. Eso es incompatible con la Constitución».
A pesar de la desmentida del ministro de Justicia, Germán Garavano, la procuradora no descartó que la Casa Rosada intente desplazarla por decreto, lo que estimó que causaría una crisis institucional. «El procedimiento constitucional y legal es el juicio político», dijo en su despacho, ubicado en el edificio bajo investigación judicial.
Con respecto a una posible jubilación la procuradora aclaró: «Hace cinco años que estoy en la Procuración y he desarrollado un programa de modernización del Ministerio Público Fiscal que es reconocido a nivel regional» y agregó «Me iré cuando vea que he terminado un ciclo, que están dadas las condiciones para que el Ministerio Público funcione con respeto a la autonomía y la independencia».
Gils Carbó finalizó sentenciando que «la gente no espera que nos estemos peleando entre el Ejecutivo y el Ministerio Público Fiscal. Espera que le solucionemos los problemas». Y reveló «Nunca quise esta confrontación. Si salí ahora a hablar es porque me están atacando con todo el poder de un gobierno».