El socioliberal Emmanuel Macron y la ultraderechista Marine Le Pen como favoritos. Sin embargo, el atentado del ISIS sí podría provocar un repunte en el apoyo de Le Pen y del conservador François Fillon.
Emmanuel Macron
Hace tres años, Emmanuel Macron era prácticamente un desconocido. Ahora, este exbanquero del banco Rothschild, que no se considera de derecha ni de izquierda, podría convertirse con 39 años en el presidente más joven de la historia de Francia.
Todas las encuestas muestran que es uno de los favoritos para suceder al socialista François Hollande.
De aspecto cuidado y grandes ambiciones se emancipó de Hollande en agosto 2016 tras desempeñarse durante dos años como su ministro de Economía para concentrarse en construir su propio movimiento “¡En Marcha!”, cuyas siglas corresponden a sus iniciales.
Macron cuestiona los fundamentos de una izquierda francesa aún influenciada por una visión marxista de la economía. Su discurso, inspirado del modelo escandinavo, seduce sobre todo a los jóvenes urbanos y al mundo de los negocios en un país en el que la mayoría de la población ya no confía en los partidos políticos tradicionales. Aunque se presenta como un líder antisistema, sus detractores afirman que es un puro producto del sistema. Macron se formó en la Escuela Nacional de Administración, semillero de la élite política e intelectual francesa. Con 16 años, este aficionado al teatro y la literatura se enamoró perdidamente de su profesora de francés, Brigitte Trogneux, veinte años mayor que él, una historia de amor atípica que ha cautivado a la prensa francesa. Trogneux estaba casada y tenía tres hijos pero se divorció. La pareja se casó en 2007.
Marine Le Pen
Marine Le Pen, hija del líder histórico de la extrema derecha francesa, Jean-Marie Le Pen, lloró de alegría cuando en 2002 su padre provocó un terremoto político pasando a la segunda vuelta en las presidenciales. Ahora espera repetir la hazaña, y convertirse en la primera mujer presidenta de Francia. La candidata del Frente Nacional (FN), de 48 años, ha sabido capitalizar el hartazgo de los franceses ante el paro y la inmigración, y aprovechar la ola nacionalista en Europa para convertirse en una de los máximos favoritos a acceder a la segunda vuelta, el próximo 7 de mayo.
Promete, entre otras cosas, la suspensión de los acuerdos de libre circulación en la UE, la expulsión de los extranjeros vigilados por radicalización y la supresión del ius soli (nacionalidad por derecho de suelo de nacimiento). “¡Estamos en nuestra casa!”, repite a voz en cuello en los discursos que pronuncia durante sus mítines. Un lema que sus adversarios consideran como “un grito de xenofobia”, un “grito de amor” a Francia, contesta ella. Hasta el momento, sus buenos resultados en las encuestas se han mantenido intactos, pese a la investigación abierta contra ella por un caso de presuntos empleos ficticios en el Parlamento Europeo, donde ocupa un escaño de eurodiputada, y sobre presuntas irregularidades en el financiamiento de campañas electorales pasadas. Abogada de profesión, Le Pen se presenta como una “mujer moderna”. Es madre de tres hijos, dos veces divorciada y vive actualmente en pareja con uno de los dirigentes del FN, Louis Aliot.
Jean-Luc Mélenchon
Jean-Luc Mélenchon es el abanderado de la izquierda radical francesa. Populista de izquierda para sus adversarios, defensor del pueblo contra la oligarquía para sus seguidores, este nieto de españoles nacido en Tánger (Marruecos), se lanzó a la carrera por el Elíseo con el lema “Francia insumisa”.
Filósofo de formación, admirador de Hugo Chávez y del partido español Podemos, Mélenchon integró el Partido Socialista durante 30 años, antes de marcharse dando un portazo. El “Chávez francés” lo llamó el diario Le Figaro. Con 65 años, no ha perdido ni un ápice de su radicalidad, pero ha incorporado a su discurso un toque de humor, dejando de lado sus conocidos estallidos de cólera. “Ahora soy más un filósofo, menos impetuoso. La conflictividad tiene sus límites”, explica. Crítico incansable de la Europa “liberal”, Mélenchon aboga por una ruptura con los tratados europeos y se refiere en duros términos a la Alemania de Angela Merkel. Quiere sacar a Francia de la OTAN y romper con los tratados europeos. Propone además la integración de Francia a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba). Es además una estrella de internet, con cerca de 300.000 suscriptores en su canal YouTube y más de un millón de seguidores en Twitter.
Causó furor al organizar un doble mitin en directo, uno en Lyon, donde estaba físicamente, y otro en París, donde apareció en forma de holograma. En 2012 estuvo en Montevideo y le declaró a La Diaria que se inspiró en el Frente Amplio para fundar su partido.
François Fillon
Con una voluntad a toda prueba, el conservador y católico François Fillon se aferró contra viento y marea a su candidatura a pesar de un escándalo judicial que destruyó su imagen de integridad. “Soy como uno de esos combatientes que no bajan la cabeza frente a las balas”, declaró este ex primer ministro de 63 años. Su imagen de honradez y sus promesas de recuperación económica lo convirtieron en el gran vencedor en noviembre pasado de las primarias de la derecha, frente al expresidente Nicolas Sarkozy y al veterano ex primer ministro Alain Juppé.
Con un programa de recortes drásticos, y sin esconder su admiración por la “Dama de Hierro” Margaret Thatcher era hace unos meses el gran favorito para las presidenciales de mañana domingo y la segunda vuelta del 7 de mayo. Pero a finales de enero, este apasionado de las carreras automovilísticas, que según sus amigos “no soporta llegar segundo”, se vio envuelto en un escándalo después de que la prensa revelara que su esposa, Penelope, y dos de sus cinco hijos se beneficiaron de empleos presuntamente ficticios. Fillon sigue convencido de que puede ganar. “No les pido que me quieran, les pido que me apoyen, porque es lo mejor para Francia”, clama. Fillon propone un programa radical de recortes del gasto con la supresión de 500.000 puestos de funcionario y un regreso a la semana laboral de 39 horas en la administración pública. Está en contra de la adopción plena para las parejas gay, quiere limitar la inmigración “al mínimo” y propone retirar la nacionalidad a los yihadistas franceses. “No me quitará el sueño que sean apátridas”, afirma.