Pese a la fuerte presión interna y externa, el presidente, Donald Trump, anunció que la primera potencia global dejará el pacto implementado para mitigar el cambio climático.
Estados Unidos, uno de los países que más ha contribuido al calentamiento global, abandonará el acuerdo de París, el principal paraguas para afrontar la lucha contra el cambio climático , y uno de los logros diplomáticos más importantes de la historia.
El presidente, Donald Trump , anunció la salida del histórico convenio en un mensaje en el Jardín de las Rosas escrito para su base de votantes que lo llevó a la Casa Blanca que puso fin a meses de especulaciones y a una brutal interna en su administración. Su gobierno, dijo, buscará un nuevo acuerdo «justo».
«Para cumplir con mi deber solemne de proteger a Estados Unidos ya sus ciudadanos, Estados Unidos se retirará del acuerdo climático de París, pero comenzará negociaciones para volver a entrar en el acuerdo de París, o en una transacción completamente nueva en términos justos para los Estados Unidos», anunció el presidente.
Con su decisión, Trump cumplió con una de sus promesas de campaña, y le brindó un espaldarazo al ala populista y nacionalista de su gobierno, liderada por su estratega, Stephen K. Bannon, y a los republicanos en el Congreso que han puesto en duda el vínculo entre el cambio climático y la actividad humana, respaldado por un sólido consenso científico.
Trump decidió sacar a Estados Unidos del acuerdo pese a la presión del G7, China, el papa Francisco, las Naciones Unidas, CEOs de varias empresas de primera línea del país, todos los demócratas, un puñado de figuras republicanas y su propia hija, Ivanka Trump.
Una frase resumió su decisión, y, a la vez, su presidencia: «Me eligieron para representar a los ciudadanos de Pittsburgh, no de París».
La decisión de Trump pone en duda el liderazgo de Washington en el escenario internacional, y socava el emblemático acuerdo firmado en 2015 en París: ahora, otros países podrían optar por dejar del convenio, tal como hizo Trump. El mandatario amplió además la grieta que lo separa del resto de las potencias de Occidente, que han respaldado sin miramientos la ofensiva para proteger el medio ambiente.
Estados Unidos es el segundo emisor de dióxido de carbono detrás de China. Un acuerdo climático entre Pekín y Washington, orquestado por la administración de Barack Obama , había abierto el camino para cerrar el acuerdo de París, sucesor del Protocolo de Kyoto. El objetivo central del pacto es mantener el aumento de la temperatura global por debajo de los 2º, una meta que, de por sí, según el consenso científico, es insuficiente para contener el problema ambiental. Los últimos tres años han sido los más calientes de la historia desde que se comenzó a medir la temperatura global.
Desde Berlín, la canciller alemana, Angela Merkel, dijo que lamentaba la decisión de Trump, y que seguiría trabajando con otros gobiernos para «salvar nuestro planeta». Otros mandatarios europeos rechazaron la idea de renegociar el acuerdo actual.
La lucha contra el cambio climático se ha convertido en una causa casi universal. Trump deja a Estados Unidos casi en solitario: de los 197 países que han ratificado la convención de Naciones Unidas, el marco para diseñar la estrategia multilateral contra el Cambio Climático, sólo dos quedaron fuera del acuerdo de París: Siria y Nicaragua. La decisión de Trump sumó ahora a Estados Unidos a esa cortísima lista. De los 194 signatarios restantes del acuerdo, 147 países ya lo han ratificado.