Fuentes del Ministerio Público Fiscal informaron que Brasil dejó en claro que mantendrá el acuerdo entre fiscalías para compartir la información y solicitó que los datos no se hagan públicos. Ese es el mecanismo habitual que utiliza Brasil para compartir datos del Lava Jato con otros países: nunca se los entregó a un gobierno.
Gils Carbó será la encargada de repartir los datos que lleguen desde Brasil sobre el capítulo argentino del Lava Jato entre los fiscales argentinos que investigan el caso Odebrecht.
La información debería liberarse para la Argentina y otros países a partir del jueves próximo, aunque podría demorarse por varios motivos. Por un lado, la justicia brasileña se encuentra sobrepasada por las investigaciones que involucran al presidente Michel Temer, y sus antecesores, Dilma Rousseff y Luiz Lula da Silva. Además, Odebrecht aún no fue notificada de algún requerimiento enviado desde Buenos Aires, como lo impone la cláusula 21° del acuerdo de cooperación que la constructora firmó con los investigadores brasileños y refrendó el juez Sergio Moro.
El ministro de Justicia, Germán Garavano , reconoció ayer su «preocupación» porque los datos que aportará Brasil de la investigación de la causa Odebrecht serán enviados a Gils Carbó, a quien vinculó con el kirchnerismo.
En una entrevista con Radio Mitre, el funcionario resaltó que los jueces que investigan el Lava Jato deberían poder acceder a esa información y reiteró que la Casa Rosada quiere que los datos se hagan públicos. «No es Odebrecht el que aporta los datos, sino la fiscalía brasileña. Es convenio entre fiscalías», apuntó.
«Queremos que se pueda transparentar y que se haga pública», destacó.