La Asamblea Nacional de Cuba inició este miércoles una sesión de dos días para elegir al nuevo presidente de la isla socialista, una transición histórica tras seis décadas de poder de los hermanos Castro.
A sus 86 años, Raúl Castro, sucesor de su hermano Fidel en el poder, será relevado en la presidencia de Cuba por un representante de una nueva generación. Se presume que el primer vicepresidente Miguel Díaz-Canel será el elegido.
El encuentro será a puerta cerrada y no se ha comunicado el programa para cada día. No obstante, la nueva Asamblea primero tendrá que dar por iniciada la nueva legislatura y elegir a su mesa directiva.
Después de ese procedimiento, los diputados elegirán de entre ellos a los 31 miembros del Consejo de Estado, que será liderado por el sucesor de Raúl Castro.
Si la Asamblea resuelve todo con prontitud, esa votación también podría realizarse este miércoles. Pero se espera que la identidad del nuevo presidente se revele recién el jueves 19.
La fecha es simbólica: corresponde al 57º aniversario de la victoria en Bahía de Cochinos (Playa Girón), cuando fueron derrotadas las tropas anticastristas, preparadas y financiadas por Estados Unidos en 1961.
Tras el triunfo de la revolución en 1959 y la elección de Fidel Castro como presidente en 1976, Cuba solo ha tenido una transición real. Fue en 2006, cuando Fidel enfermó y le pasó el mando a su hermano menor.
Fidel Castro murió a fines de 2016 y ahora es Raúl, de 86 años, quien cederá su asiento a un representante de la nueva generación.
De no mediar sorpresas, Miguel Díaz-Canel, un civil de 57 años y número dos del gobierno desde 2013, asumirá la responsabilidad.
Durante varios años, Díaz-Canel, nacido después de la revolución, ha representado regularmente al gobierno en el extranjero y sus apariciones en los medios han sido cada vez más frecuentes.
Por primera vez en décadas, el presidente no será un miembro histórico de la revolución de 1959, no vestirá el uniforme verde olivo ni será el líder del gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC), único autorizado a existir en la isla.
Pero podrá suplir su déficit de legitimidad histórica con el apoyo de Raúl Castro, quien mantendrá el liderazgo del PCC hasta 2021. En ese puesto, tendrá que movilizar a la vieja guardia, percibida en su mayoría como reacia a los cambios más ambiciosos.
El nivel de responsabilidad y el margen de maniobra que se le conceda como líder del nuevo Consejo de Estado será una señal de la voluntad de reforma que habrá en esta nueva era.
El futuro presidente deberá aplicar reformas para reactivar una economía que creció 1,6% en 2017, altamente dependiente de las importaciones y de la ayuda de su hoy debilitada aliada Venezuela.
La tarea más urgente es la unificación de las dos monedas nacionales que circulan en el mercado, además de la eliminación de tasas de cambio preferenciales para empresas estatales -que son la mayoría en la isla- una situación que genera distorsiones en la economía.