«Estados Unidos tomó un paso muy calculado. Estamos preparados para hacer más, pero esperamos que no sea necesario«, dijo la embajadora estadounidense ante la ONU, Nikki Haley, en un discurso ante el Consejo de Seguridad, tras el primer ataque norteamericano contra el régimen de Damasco.
Haley defendió la acción militar de su país y aseguró que EE.UU. no puede mantenerse al margen cuando se utilizan armas químicas, pues considera «un interés vital de seguridad nacional» impedir su uso y expansión.
«Nuestro Ejército destruyó la base aérea desde la que se llevó a cabo el ataque químico de esta semana. Estábamos totalmente justificados para hacerlo», subrayó, y dejó en claro que Al Assad «no debe usar armas químicas nunca más».
Haley aseguró además que tanto Irán como Rusia tienen responsabilidad en el ataque químico del pasado martes por su defensa del régimen de Damasco.
«Cada vez que Al Assad ha pasado la raya de la decencia humana, Rusia lo ha respaldado», dijo la diplomática.
En este último episodio, aseguró, Rusia había mostrado su disposición a bloquear una resolución del Consejo de Seguridad utilizando su capacidad de veto, algo que ya ha hecho en el pasado.
«Un mayor retraso, para lograr un compromiso con Rusia sobre una resolución diluida, sólo habría fortalecido a Al Assad», dijo Haley en justificación de la decisión de su país de actuar al margen de la ONU.
Además, recordó que Rusia tiene una responsabilidad especial como garante del acuerdo por el que Siria accedió a eliminar todo su arsenal químico.
Haley opinó que sólo hay tres opciones para explicar el «fracaso» ruso en esa tarea: o Moscú permitió conscientemente que Siria mantuviese armas químicas, o fue «incompetente» en su trabajo o el régimen de Al Assad está «tomándolos por tontos».
«El mundo está esperando a que el Gobierno ruso actúe responsablemente en Siria. El mundo está esperando a que Rusia reconsidere su alianza equivocada con Bashar al Assad», apuntó.
LA RESPUESTA RUSA
Rusia reaccionó ante los ataques militares de Estados Unidos a su aliado Siria cortando una línea de comunicación directa diseñada para impedir colisiones aéreas, una respuesta que demuestra la disposición de Moscú para desafiar a Washington y que incluso podría llevar a las dos superpotencias nucleares hacia un enfrentamiento militar.
La decisión de Moscú de suspender la línea de comunicación instalada tras el inicio de la campaña aérea rusa en septiembre de 2015 significa concretamente que aviones rusos y estadounidenses podrían aproximarse unos a otros en misiones de combate, lo que eleva el riesgo de colisiones imprevistas o deliberadas en los transitados cielos de Siria.
Al congelar el canal de información entre dos poderosas fuerzas armadas, Moscú le indica a Washington que no tolerará nuevos ataques a instalaciones sirias.
Siria cuenta con aviones y sistemas antimisiles anticuados de la era soviética, mientras que Rusia ha apostado decenas de aviones y baterías antiaéreas de última tecnología en su base en la provincia costera de Latakia. También tiene una base naval de importancia estratégica en el puerto de Tartus, protegido por la defensa aérea.
El Ministerio de Defensa ruso elevó la apuesta al informar que reforzará las defensa aéreas sirias.
El Kremlin insiste en que el gobierno de Assad no fue responsable del ataque y que los civiles de Jan Sheijun quedaron expuestos a agentes tóxicos de un arsenal rebelde alcanzado por aviones del gobierno sirio.
«La medida de Washington asesta un golpe significativo a las relaciones Rusia-Estados Unidos, que ya se encuentran en estado deplorable», dijo el vocero Dmitry Peskov.